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Las granjas de Connecticut están practicando la sostenibilidad como parte de su compromiso con el planeta. Gracias a muchos avances en la tecnología y en las prácticas agrícolas diarias, es más sostenible que nunca producir un galón de leche.
La industria láctea tiene la iniciativa Net Zero, que tiene como objetivo mejorar o ser neutral en carbono para el 2050, así como realizar mejoras significativas en el agua desde el campo hasta la granja a través de nuevas tecnologías y prácticas en la producción de alimentos, cuidado de vacas, eficiencia energética y manejo del estiércol.
El estiércol se separa en componentes líquidos y sólidos y luego se puede reutilizar de diferentes maneras. Por ejemplo, esos componentes sólidos se pueden transformar en camas para vacas, brindándoles un lugar cómodo para descansar y dormir. Además, el estiércol se puede utilizar para fertilizar campos y cultivos.
La reducción de gases de efecto invernadero está a la vanguardia de las formas de proteger el medio ambiente. Algunas granjas lecheras han invertido en digestores anaeróbicos, que son grandes tanques sellados donde los microorganismos descomponen el estiércol y otros materiales orgánicos y capturan los biogases emitidos. Estos biogases pueden luego convertirse en energía renovable como electricidad para alimentar la granja lechera, en calor o gas natural renovable.
Hoy en día, se necesita alrededor de un 30 por ciento menos de agua para producir un galón de leche que hace 10 años, y un 65 por ciento menos de agua que hace 70 años. Algunas granjas reutilizan el agua usada para enfriar la leche como agua potable para sus vacas, otras recolectan agua de lluvia y la emplean para limpiar maquinaria y establos.
Con sus techos largos, los establos para vacas ofrecen un lugar ideal para agregar paneles solares y muchas granjas lecheras de Connecticut se están beneficiando de esta fuente de energía renovable. Además de ser una opción energética más ecológica que la electricidad, el uso de energía solar ayuda a los granjeros a ahorrar en sus facturas de energía y, por lo tanto, a reducir los costos.
Cuidar la tierra es otra forma en que las granjas lecheras practican la sostenibilidad. Los granjeros lecheros reducen la erosión del suelo y mantienen la calidad de su suelo para el futuro mediante el uso de cultivos de cobertura. El cultivo de cobertura es el proceso de utilizar plantas que no se cosechan, sino para proporcionar protección al suelo. Un cultivo de cobertura reduce el impacto de la lluvia en el suelo y la escorrentía, lo que puede agotar los valiosos nutrientes del suelo.